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Economía y tambores de guerra


Manuel Salazar 

El oficial militar Lawrence de Arabia diría poco después de la primera guerra mundial que Inglaterra había entrado en una trampa en Irak, de la que seguro no saldría con  victoria ni honor.

Inglaterra fue allí tras el petróleo y otros recursos naturales abundantes en esa región, y a poner fin al dominio de los viejos imperios, y algo logró en este sentido, porque después de esa guerra el mapa político  fue diferente.  

Y fue allí  mediante la guerra. De eso hace 100 años. 

Las guerras se han hecho siempre invocando buenas razones,  tras las cuales se han escondido las verdaderas, las económicas. Así fue hace 100 y más años,  y sigue siendo ahora. Persas, romanos, mongoles,  árabes,  británicos, yanquis y otros de menor influencia,  han movilizado ejércitos sobre millones de kilómetros de tierras y mares,  para apropiarse de recursos. 

Las potencias imperiales de los tiempos antiguos,  y los imperialismos modernos han movilizado sus fuerzas militares hacia donde están localizados recursos naturales y de otra índole,  que tienen importancia estratégica para el desarrollo económico,  y con este el político - militar. 

Las guerras, o las amenazas  de  guerras, tienen esa causa de fondo. Aunque sean veladas como "cruzadas"; "cristianizacion del nuevo mundo"; "guerras santas"; "combate al terrorismo, o al imperio del mal". 

Las guerras,  o las amenazas de guerra, buscan el control, o la repartición de recursos económicos  y áreas estratégicas  para el comercio, localizados en zonas o regiones del planeta.

El imperialismo es la guerra por antonomasia. El belicismo es consustancial a los intereses de los imperialistas. Esta es una verdad general comprobada muchas veces.

En el caso del imperialismo norteamericano,  esta característica es más relevante;   toda vez que la industria de armas, el negocio de estas, es dominante en los Estados Unidos.  Sin guerras, o sin el peligro de guerras, este negocio no tiene sentido. La situación de guerra,  y la guerra misma es un gran negocio para esta industria.

Esta verdad general,  se expresa en concreto en este momento,  en las  necesidades que tiene la direccion política norteamericana actual, con Trump a la cabeza; cuáles son:

1.- La necesidad de dinamizar la economía,   ante la amenaza de una recesión económica mundial. Varias economías importantes del mundo han entrado en crisis. La misma economía mundial decrece. Se ralentiza, dirían los economistas. 

Los Estados Unidos de Norteamérica no escapan a esa realidad. Su economía está teniendo serios problemas,  agravados por "la guerra comercial con China".

Así las cosas,  la guerra vendría a ser una salida a esta situación. 

2.- La necesidad particular de Trump, de distraer al pueblo norteamericano respecto al juicio político que enfrenta en el Congreso;  que podría sacarlo de la presidencia; o por lo menos,  dañar severamente la posibilidad de reelegirse.

Hay un proceso electoral en curso en EEUU, Trump pretende reelegirse, y el juicio político que se le prepara contraviene ese propósito. 

3.-  La necesidad de retomar el control de Irán, como en los tiempos del Sha Reza Pahlevi hasta 1979; habidas cuentas de que ese país cuenta es el segundo en la OPEP; dispone de una gran plataforma de gas natural; recién ha descubierto más reservas de petróleo; mantiene estrechas relaciones liderazgo con Irak y Siria.

Además juega un papel importante para el comercio de China con gran parte de Asia. De hecho entre China e Irán existe una red de comunicación ferroviaria que ha reducido en 50% el tiempo en que las mercancías se trasladaban entre uno y otro país. 

Irán es importante en la Ruta de la Seda" definida por China.

Todo esto hace parte de la preocupación de los yanquis.

En resumen, la perspectiva  de una nueva crisis de la economía mundial, y de los Estados Unidos como parte importante en esta;  el juicio político en curso en su contra, y el interés geoestratégico, serían causas más relevantes de Trump y  el Pentágono, para asesinar al general irani Qasem  Soleimani,  y sonar tambores de guerra. 

Por tanto, hay que repudiar esa política e impulsar la movilización de opinión y popular, en el país y a nivel   internacional, para frenar el guerrerismo del imperialismo yanqui.


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