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La OEA repite el Nefasto Papel jugó Contra Nuestro País en 1965


Por Pedro Franco
República dominicana sufrió en 1965 lo que hoy padece Venezuela a causa del servilismo ante el imperialismo norteamericano, lo que mereció que Fidel Castro, líder de la Revolución Cubana, le definiera como ministerio de colonias.

El 28 de abril de 1965 el Presidente norteamericano, Lindón B. Johnson dispuso que 42 mil marines de la 82ª División Aerotransportada gringa ocuparan nuestra media isla, con el propósito de impedir la restitución en la presidencia de la República del profesor Juan Bosch y la constitución de 1963.
 Luego de esa decisión, que algunos alegan fue unilateral del Presidente Johnson, la Organización de Estados Americanos (OEA) trató de lavar la cara a este bochornoso e injustificable acto de violación a nuestra soberanía nacional, cuando a petición del gobierno norteamericano se presta  la a servir de instrumento para legalizar la invasión y la agresión a nuestra soberanía, agregando a la soldadesca yanquis, unos 2 mil soldados y policías provenientes de Brasil, Paraguay, Honduras, El Salvador y Nicaragua.

Sobre estos hechos condenables es importante precisar lo siguiente:

1-   La intervención norteamericana se produce en auxilio y apoyo total al sector militar de San Isidro, evidentemente derrotado  el cual, presionado por el embajador norteamericano en Santo Domingo, se opuso a los objetivos de restituir el gobierno derrocado en 1963. Por ello su primer acto fue tirar un cordón que dividió la capital y, especialmente, la zona colonial y ciudad nueva de la parte norte de la ciudad.

2-   Son los norteamericanos quienes establecen el llamado Gobierno de “Reconstrucción Nacional” presidido por Antonio Imbert  Barreras, sacando así del escenario a Bartolomé Benoit y a Elías Wessin, para oponerlo al Gobierno Constitucional que, por decisión del Congreso Nacional, Juan Bosch traspasó al coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.

3-   Los norteamericanos sirvieron de soporte a la llamada “Operación Limpieza”, desarrollada por el llamado gobierno de “Reconstrucción Nacional” en la zona norte de la capital, eliminando los comandos constitucionalistas y matando y apresando a centenares de combatientes.

Por tanto, cuando el 23 de mayo de 1965 la OEA decide avalar la segunda intervención norteamericana, constituyendo la mal llamada Fuerza Interamericana de Paz (FIP), ya hacia prácticamente un mes que se había producido el estallido del 24 de abril en pro de la vuelta a la constitución de 1963 sin elecciones, y más de 3 semanas de la invasión de los marines norteamericanos. Acontecimiento bochornoso protagonizado por la más poderosa potencial imperialista del mundo buscando doblegar la decisión y voluntad de nuestro pueblo de defensa de su independencia, su soberanía y autodeterminación.


Aprender las lecciones de la Historia

La OEA, a 54 años de acometer tan condenable papel contra nuestra soberanía y dignidad nacionales, parece no haber aprendido la lección, cuando pretende apadrinar una nueva Fuerza Interamericana de Paz (FIP) y una nueva intervención militar, postrándose a las decisiones norteamericanas en el caso de Venezuela y Nicaragua.

 En 1965, algunos cronistas señalan que la decisión de la OEA fue ilegal, que faltó un voto, pues incluyeron el del que había sido representante del Triunvirato, gobierno que tenía prácticamente un mes que había cesado, algo muy parecido a lo que han hecho en el caso de Venezuela, para completar quórum.

Es de justicia reconocer a México y Uruguay, los cuales se opusieron en la OEA a la decisión de servir de encubridores de la intervención norteamericana, mientras que Argentina, Chile y Venezuela de entonces se abstuvieron.

La condena a la OEA por parte de nuestro pueblo y sus fuerzas progresistas debe mantenerse eternamente. Al mismo tiempo debemos rendir loor eterno también a los hombres y mujeres, civiles y militares que defendieron el honor nacional, muchos de los cuales ofrendaron sus vidas por esta causa. Viva la República Dominicana.

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