PROYECTO PERLA DEL SUR Y LA AGRESIÓN A LA MADRE TIERRA (1)
Rafael Matos Féliz
Por el Desarrollo Sostenible
Ya nos imaginamos las diabluras y pestes que
nos lanzarán, pues aquí se acostumbra, que las intervenciones de funcionarios,
de grandes empresarios y del gobierno, siempre vienen precedidas de loas, de
alabanzas y adulaciones y más si están rodeadas de “pagos por publicidad” y las
bondades y frases sonoras como: “despegue del Turismo”, “muchos empleos”,
“desarrollo económico”, ideadas y manejadas por la promoción mediática.
Venir por el lado contrario de toda esa
parafernalia, es sencillamente “una locura”, no se está “bien de la cabeza”,
eso es en “contra del desarrollo”, etc., etc. Pues bien, con el proyecto Perla
del Sur, “se está haciendo lo que nunca se ha hecho”. Allí, se construyen dos
rompeolas o espigones en la zona marítima para crear “playas” donde nunca las ha
habido; Se sabía que los espigones fueron prohibidos desde los años 90. Ahora,
se permiten nuevamente.
Ocurre y viene a ser, que el oleaje en la zona
de las costas de Bahoruco y La Ciénega es muy fuerte, lo que permite que solo
existan en las playas cantos rodados o gravas. Ese fuerte oleaje es un
importante recurso para las prácticas de surfing y ello ha permitido que en la
zona se celebren competencias nacionales e internacionales de ese deporte
acuático y que haya ganadores locales en varias categorías.
Ocurre y viene a ser, que nuestra región se
encuentra en la trayectoria de las tormentas tropicales o huracanes, y los
fuertes oleajes costeros, al anteponérseles obstáculos en su trayectoria,
pueden cambiar su dirección; y eso puede tener consecuencias catastróficas en
zonas menos protegidas, como son las playas de Bahoruco y Ciénaga. Los efectos
y posibles daños, hasta ahora ningún modelo matemático, los puede prever con
certeza.
También ocurre y viene a ser que para el
proyecto Perla del Sur, el material rocoso y de base para los rompeolas, se
extrae de las estribaciones costeras de las montañas entre La Ciénaga y el Balneario
San Rafael. Montañas estas que son de bosque húmedo y con una pendiente por
encima del 60%; donde la Ley 64-00 prohíbe hacer lo que se está haciendo, y más
aún, próximo a la zona del “Derrumbao”, donde han sido frecuentes
deslizamientos de tierra de las montañas hacia el mar.
Resulta y viene a ser, que para las playas de
La Ciénaga y Bahoruco, frente a la
desembocadura del rio, se han incentivado los permisos para extraer chatas y
bolos (cantos rodados) de las orillas, que son el material que protege el
litoral contra la erosión de oleaje. ¿Y el Ministerio de Medio Ambiente y
Recursos Naturales?…!Bien, gracias!
Como algunos sufrimos del “Síndrome de la Idiotez”,
nos gustaría saber qué dice la Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) y el Plan
de Manejo Ambiental (PMA) que se le hizo al proyecto Perla del Sur, y nos
gustaría saber quién lo fiscaliza.
Resulta y viene a ser que en la zona de
extracción de las rocas para los rompeolas del Perla del Sur, en el Derrumbao, nacen
caños de agua, por las infiltraciones de las lluvias de la parte alta, pero lo
más grave es que se conoce que se han registrado microsismos, por la cercanía de
ese sistema montañoso a la falla tectónica llamada Trinchera de los Muertos,
que pasa por Barahona y se interna en el Mar Caribe. Esperamos que los santos
nos agarren confesados, si se registra un sismo de mayor magnitud en la zona.
Si eso ocurriera, que puede ser y nadie puede
evitarlo, existen todas las probabilidades que la montaña agredida con la
extracción de rocas y por su pendiente extrema, se venga abajo, con las peores
consecuencias para toda la zona litoral y para la geomorfología de las montañas.
Ello paralizaría todo el tránsito desde Pedernales a Barahona y viceversa. Sería
un desastre.
Reconociendo la forma de pensar de los
aduladores, si algo fatal llegara a ocurrir por la agresión a la Madre Tierra,
de seguro que se comentará y se publicará que todo se debe o se debió a que
nosotros nos pusimos a hablar de eso y como somos unos azarosos y tenemos “boca
de chivo”, la naturaleza nos cobró esas palabras y nos castigó por ello.



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