El presidente Trump redefine el concepto de “Casa Blanca”
Amy Goodman y Denis Moynihan
El presidente de
Estados Unidos, Donald Trump, le ha dado un nuevo significado a la “Casa
Blanca”. Desde su sillón ubicado en el número 1600 de la avenida Pennsylvania,
en Washington, D.C. lanza epítetos racistas por Twitter mientras da órdenes a
los agentes armados de que aterroricen a los inmigrantes en la frontera y en
las comunidades de todo el país.
La presidenta de
la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, lo sintetizó de una
manera muy clara en sus comentarios de la semana pasada sobre los intentos de
Trump de incluir una pregunta sobre ciudadanía en el próximo censo nacional,
incluso luego de que la medida fuera rechazada por la Corte Suprema.
Parafraseando el slogan de campaña de Trump, Pelosi lo acusó de intentar “hacer
que Estados Unidos sea blanco otra vez”.
Es un hecho
conocido que Trump es un voraz consumidor de la cadena de noticias Fox. El
domingo por la mañana, apenas 20 minutos después de que el programa “Fox &
Friends” emitiera un segmento en el que se atacaba a las congresistas
Alexandria Ocasio-Cortez, Ilhan Omar, Ayanna Pressley y Rashida Tlaib, Trump
tuiteó:
“Qué interesante
ver a las congresistas demócratas ‘progresistas’, que provienen de países cuyos
gobiernos son una completa y total catástrofe… diciéndole a Estados Unidos a
los gritos y de forma agresiva… cómo se debería ejercer nuestro gobierno. ¿Por
qué no vuelven y ayudan a arreglar esos lugares completamente quebrados y
plagados de crimen de donde provienen?”.
¿Volver al lugar
de donde vinieron? Tres de las congresistas a las que atacó nacieron en Estados
Unidos: Ocasio-Cortez, oriunda del Bronx, es la mujer más joven en ser electa
para el Congreso; Pressley, nacida en Cincinnati, es la primera congresista
afroestadounidense en representar el estado de Massachusetts. Tlaib, de
Detroit, es palestino-estadounidense; junto con Ilhan Omar, son las primeras
mujeres musulmanas en ocupar escaños del Congreso.
Omar también es la
primera congresista en usar hiyab. Nacida en Somalia, llegó a Estados Unidos
cuando era niña como refugiada política. Como indica un video que se volvió
viral, Omar es ciudadana estadounidense desde hace más tiempo que la tercera
esposa de Trump, la primera dama Melania Trump, nativa de Eslovenia.
Los tuits racistas
de Trump unieron al fracturado Partido Demócrata y activaron rápidamente una
demostración de apoyo hacia las cuatro flamantes congresistas, ahora llamadas
colectivamente “el escuadrón”.
Para el martes, se
estaba debatiendo en la Cámara de Representantes la resolución número 489,
caratulada “En condena a los comentarios racistas del presidente Trump
dirigidos a miembros del Congreso”. Los republicanos lograron obstruir
temporalmente el debate al invocar un ítem poco claro presente en las reglas
del Congreso que dice: “Las referencias a la discriminación racial o de otro
tipo por parte del presidente no corresponden”. El libro de normas original que
prohibía el uso de la palabra “racista” estaba escrito por Thomas Jefferson,
que fue él mismo dueño de esclavos, pero la ironía del hecho no fue percibida
por los republicanos. La resolución finalmente fue aprobada, con cuatro
republicanos que se sumaron a la mayoría demócrata. Si bien fue la primera
reprimenda formal de la Cámara de Representantes hacia un presidente en
ejercicio en más de un siglo, Pelosi bloqueó una moción más seria que procuraba
censurar a Trump.
Trump redobló sus
ataques verbales contra las cuatro congresistas al acusarlas de socialistas y
comunistas. El uso de ataques típicos de la era del macartismo por parte de
Trump no debería sorprender a nadie, ya que su primer mentor fue Roy Cohn,
quien se desempeñó como el principal abogado del senador Joseph McCarthy en la
década de 1950, época en la que destruyó miles de vidas con su política de
persecución anticomunista.
El presidente Trump
viajó el miércoles a Carolina del Norte para participar de un acto de campaña.
Una vez más, apuntó contra sus víctimas favoritas: mujeres y personas de color,
revelando lo que probablemente sea una de sus estrategias de campaña, la de
usar retórica racista para encender a su base electoral blanca. En medio de su
larga diatriba dirigida contra Ilhan Omar, la multitud comenzó a corear:
“¡Envíenla de regreso! ¡Envíenla de regreso!”.
En su libro
“Historia negra de la Casa Blanca”, el profesor de la American University
Clarence Lusane narra la historia de la mansión presidencial, desde los tiempos
de su construcción, realizada con trabajo forzado de esclavos negros, hasta la
primera familia presidencial afroestadounidense, los Obama.
Lusane escribió:
“Para muchos afroestadounidenses, el ‘blanco’ de la Casa Blanca ha implicado
mucho más que el color de la mansión; ha simbolizado la tonalidad y la fuente
de la crueldad deshumanizadora, la dominación y la exclusión que han definido
la larga narrativa de las relaciones de los blancos con las personas de color
en Estados Unidos”.
El lunes, las
cuatro congresistas que tan claramente amenazan a Trump dieron una conferencia
de prensa, donde denunciaron el racismo que experimentan ellas y la gente de
color en general, señalaron las políticas del presidente sobre la detención de
inmigrantes, la separación familiar y las amenazantes redadas del Servicio de
Inmigración y Control de Aduanas. Sin mencionar a Trump por su nombre, la
integrante del congreso Ayanna Pressley dejó en claro de quién es este país:
“A pesar de los
intentos del ocupante de la Casa Blanca de marginarnos y silenciarnos, sepan
que somos más de cuatro personas. Seguimos el mandato de defender y representar
a aquellos ignorados, excluidos y abandonados. Nuestro escuadrón es grande.
Nuestro escuadrón incluye a cualquier persona que se comprometa a construir un
mundo más equitativo y justo. Ese es el trabajo al que queremos volver. Dado el
tamaño de este escuadrón y de esta gran nación, nadie nos podrá silenciar”.


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